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Fuente: La Voz de Asturias |
Buena parte de las gentes de mis recuerdos del lugar han muerto y cuando iba, siempre me alegraba ver la casa del tío Paco y la tía Amparo (eran tío-abuelos). Esa casa es la que aparece quemada en la imagen.
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Fuente: Lara Valledor |
Además de las personas, las últimas veces me faltaban los perros. En esa casa siempre hubo perros. Si nos íbamos a triscar por los montes, no faltaba ni un palo ni un perro que nos acompañase.
De esa época siempre que voy al monte llevo un palo de apoyo. Además te puedes encontrar por el camino un bicho y un palo es muy útil.
Allí me enseñaron que el tiempo es relativo. Uno llega de la gran ciudad contando el tiempo en horas, cuartos de hora e incluso 5 minutos. Quedamos a las 6, a las 6:15 e incluso 6:20. Allí se quedaba o después de una faena o a media mañana.
La última vez que estuvimos, en un paseo en sentido Robledo nos encontramos cientos de manzanas en el suelo sin recoger, setas enormes, nueces, calabazas, moras, de todo. Menchu preguntaba ¿Y esto por qué nadie lo recoge? ¡Qué pena!. Mi respuesta fue ¿Quién lo va a recoger?
Por si el Alzheimer no me respeta en un futuro, comparto con todos mis recuerdos que están unidos a emociones muy profundas.
Gracias a todos los que habéis hecho que estos maravillosos recuerdos existan y que no cito para que no dejar a nadie fuera.
A veces, una casa no sólo es una casa.
Que recuerdos más bonitos Luis!!! Me ha encantado tu publicación!!!
ResponderEliminarLaurita!
Qué pena me da ver estas fotos!Y lo que he llorado leyendo esta entrada.
ResponderEliminarYo solo he estado allí en tres ocasiones, pero las suficientes para haberme enganchado a ese entorno y a esas gentes.
Quiero recordarlo lleno de manzanas, setas y castañas!!
Y la casa... con la cocina de carbón encendida y el pote y el dominó sobre la mesa.
Es precioso Luis...Algún día levantaremos algo y la puerta siempre estará abierta para ti, te lo prometo.
ResponderEliminarLara.